Una Señorita del siglo XXI no vive en el oscurantismo. Puede ser creyente (desde cualquier dios, pasando por el I Ching, los sufis, el yoga, los mayas, la Iglesia Maradoniana, etc. etc.), agnóstica (como Michelle Bachelet, pero es una postura bastante pusilánime) o atea (trate de no seguirlo como una religión).
En ese sentido, la noción de pecado contra Dios que agobiaba a nuestras correligionarias del pasado no es la regla moral general con la cual poder juzgar las acciones de una Señorita del siglo XXI. Hoy, como indica el título, la regla moral es descubiertamente social (entendemos que el "pecado" no puede ser sino un criterio igualmente social, pero puesto como externo a la sociedad terrenal y, por cierto, carnal): es el "pecado social", que arbitraria pero inconscientemente inunda las mentes de los individuos que componen la sociedad y conviven con nosotras, las Señoritas.
Debemos reconocer que cualquier noción de pecado sirve de parámetro educativo/represivo de manera enajenante, de modo que pareciera como que dejamos de ser dueñas de nuestras acciones y hay factores externos dados como hechizantes en base a los cuales nos guiamos aún sin querer. Entonces, la real utilidad del pecado no existe ni para Dios (que, por cierto, no existe) ni para nosotras, bastante crecidas ya como para decidir por los cánones morales que queremos seguir.
Es así como les presentamos una Nueva Propuesta Valórica, en respuesta a lo anteriormente descrito (siéntanse dueñas de ella para modificarla o desecharla, pero es altamente recomendada por varias Señoritas del siglo XXI, y con amplio rango de satisfacción). La propuesta tiene como base dos ejes que a su vez emanan directamente del pilar valórico del pragmatismo.
Eje de la Higiene: la promiscuidad, el descuido y la irresponsabilidad ya no nos agobian únicamente por la posibilidad de tener embarazos no deseados pues, con el avance tecnológico aplicado a las ciencias reproductivas hoy existen diversos mecanismos que nos permiten quitarnos ese miedo desde un principio (anticonceptivos) o bien desde un final, con métodos de emergencia a su vez preventivos (píldora del día después si no es abortiva, método Yuzpe) o represivos (toda la ensalada abortiva). Entonces, el miedo que sí tiene que persistir como guía moral y práctica es nada más ni nada menos que el de la presencia de materia séptica. Hay virus que no te quitas ni con todas las pastillas del mundo, wácala y qué miedo. Más efectivo que cualquier pena del infierno.
Eje de la Visión de Futuro de acuerdo a los propios objetivos de vida: es cierto que los patrones morales sociales que nos enajenan son arbitrarios y muchas veces ilógicos y fascistas y apostamos a cambiarlos, pero para que esa subversión ocurra por completo la sociedad se tomará su tiempo. Por otro lado, si queremos contribuir a que ese cambio ocurra más rápido debemos ser validadas como actrices políticas en el actual contexto represivo. Difícil tarea: ¿cómo validarnos entre lo que queremos destruir, para destruirlo sin que nos detengan e incluso nos apoyen? Aquí prima también el pragmatismo: podemos fingir seguir ciertas conductas que no interfieran centralmente con una nueva concepción social a instalar, o bien, podemos derechamente seguir ciertas conductas que tampoco sean contrarias de manera central a nuestra propuesta, y así no ser rechazadas a priori por aspectos poco relevantes o no centrales en nuestra lucha. Para algunos esto puede significar un sacrificio, es cierto, pero de ninguna forma se corresponde con el sacrificio cristiano que implica sufrimiento como forma de purgar pecados o ennoblecer acciones; aquí el criterio es el pragmatismo. Aquí se ayuda también por la máxima: ojos que no ven, corazón que no siente.
Esperamos que puedan evaluar esta nueva propuesta y que ojalá la pongan en práctica, verán que así la vida es más divertida y a la vez moralmente correcta.