A veces una Señorita conoce muchachos con los cuales desearía profundizar un poco más en el conocimiento de su carácter y sus costumbres, y cae la suerte de que, a pesar de la cobardía que por defecto una atribuye a los jóvenes aún inexpertos, o bien sin esperar generar tanto interés en un Caballero atractivo, el resultado de las interacciones (usualmente dadas por Facebook) -si bien limitadas, bastante intensas-, es una gustosa pero imprecisa y somatizante invitación.
Hoy analizaremos 2 variables prudentes de aquella invitación.
1. A tomar café. Esta es la menos arriesgada, vale decir la más fome. A pesar de los efectos enervantes que madres y abuelas le atribuyan a este brebaje, poco es lo que una o dos o cinco tazas de café puedan hacer por catalizar algo más que severos retorcijones de estómago durante una cita. Claro está, puede ser la perfecta excusa para sostener una interesante conversación sobre la crisis económica europea, que en tan lamentable situación tiene a nuestro -internacionalistamente hablando- hermano pueblo de Grecia. También podría dar pie a una rica conversación sobre arte contemporáneo; absolutamente inútil. Pero, conservando la compostura, cierto es que será un perfecto blindaje para nuestra pureza: sobria a las cuatro de la tarde, en un lugar público, lo más probable es que salgamos (demasiado) sanas y salvas. Ojalá además la inviten a una porción de torta. No pague, no vale la pena. Tampoco lleve condones, luego de esto volverá a su casa a conversar con su madre sobre los asuntos del día.
2. A "tomar". Esta sí que es invitación, pero peligrosa. Apta para Señoritas con un alto contenido de experiencias. Este numeral se subdivide en varias categorías que, aunque no se espere, le otorgan diversos matices, los cuales son muy útiles y apropiados de conocer para una buena interpretación de la invitación formal/informal. Abarcaremos los más relevantes:
a) Unas "cervezas". Nótese el correcto uso de la palabra, nada vulgar, pero no menos osada: la cerveza contiene alcohol, y el alcohol contiene lujuria. Aquí, de partida, hay una indeterminación de la cantidad que se pretende que una ingiera, todo va a depender de la propia voluntad. Sepa calcular la cantidad de vasos que hace un pitcher y la cantidad de botellas "de litro" que circulan por su mesa. Sucede que mientras se está cómodamente sentada conversando no siempre es perceptible la forma en que el alcohol llega a nuestro cerebro pero, cuando nos ponemos de pie (para irnos a casa o a ...) el tambaleo nos delata. Sin embargo, quien invita a unas cervezas es, o bien siútico, o decidido pero relativamente decente.
b) Unas "chelas". Acá, los efectos del alcohol pueden ser los mismos, a menos que las "chelas" sean cervezas con agua debido a la calaña del local en el cual se desenvolverá la acción. En esta invitación el grado de confianza con el muchacho puede ser mayor, lo que resta sutilezas, o simplemente tratamos con alguien relativamente menos decente que en el caso anterior, lo que es relativamente más adrenalínico que en el caso anterior. Acá se pueden percibir de todas formas al joven candente o al joven maleducado. Sepa distinguir, pues es apropiado que la primera invitación sea, si no al café, a las cervezas.
c) Piscolas, roncolas, y destilados en general. Acá quieren curarla sin rodeos. Lo más probable es que adjunte a la invitación a beber la invitación a bailar. Una Señorita puede aceptar, siempre y cuando esté lo sufucientemente depilada para la ocasión. Modérese, que vomitar nunca es educado, además, si no se modera la pérdida de consciencia es una opción muy real pero indigna: así arriesga, sin duda, una violación.
Luego de tratar en particular aquellas tres variaciones, apuntaremos unas conclusiones extraídas de la teoría general de la invitación a "beber".
Bondades: a pesar de que la sobriedad invoca todo tipo de conversaciones triviales, es de suyo que tarde o temprano el diálogo caerá en un doble sinsentido: probablemente será ininteligible e innecesario, incluso molesto. Eso es una bondad puesto que permite hacer entender claramente que la cita dio resultado, porque sí: ese es el resultado que se espera de una verdadera cita de Señorita del Siglo XXI. Sin embargo, como es usted una Señorita sin necesidad de fingirlo, ya que fue educada en esos modales, anda con calzones de recambio, desodorante, pasta y cepillo de dientes. Lleve condones y lentes de sol.
Peligros: la inminente violación, contagio de infecciones, pérdida de objetos de valor (como la dignidad), etc. Todos los que su sentido común le indiquen.
Espero que estos consejos muy sutilmente estudiados le sean de ayuda de aquí en más, y que tenga muchas citas.
No hay que olvidar tener en cuenta que una invitación a un café -que puede sustituirse por té para las que somos delicadas del estómago- es la mejor opción si de verdad le interesa conocer y conversar con su caballero y da cuenta de que éste está verdaderamente interesado en usted, tratándola como toda una Señorita.
ResponderEliminarY, digámoslo, la invitación a tomarse "unos traguitos" es mucho más seductora que la de tomarse unas chelas.