lunes, 2 de julio de 2012

La Cuenta

"¿Quién paga la cuenta?" es una duda muy frecuente entre las Señoritas del siglo XXI, que han sido confundidas en el último siglo por las Feministas Furiosas y Tacaños. 

Aclarémoslo de una vez por todas: si paga tu cuenta, tiene interés, sobre todo en las primeras citas: quiere mostrarse galante y caballeroso, lo cual aumenta las probabilidades de que su interés por ti sea serio. Más adelante, cuando ya tienen una relación, es natural que alternen las invitaciones o que compartan la cuenta. Personalmente prefiero lo primero, es más romántico. 

Si no paga tu cuenta, es más probable que te vea solo como una tiramiga o por lo menos da cuenta de que no se preocupa de ser galante contigo. 

Sucede que si nos topamos con un machito que no se ofrece a pagar la cuenta (durante las primeras citas) y sentimos que echamos de menos el gesto de galantería, tenemos temor de parecer aprovechadoras e interesadas. ¡Nada más lejos de la realidad! No se confunda: lo que sentimos al ser invitadas, es que el hombre en cuestión se preocupa por nosotras y actúa de manera galante. No estamos esperando que nos mantenga ni mucho menos.  

No se sienta culpable por disfrutar de ese gesto, pero recuerde siempre hacer el ademán de sacar la billetera o el monedero, para así darle la oportunidad al hombre en cuestión de decidir entre "no te preocupes, yo invito" y el silencio y todas sus tristes implicancias para su puro corazoncito.

Revisando en una antigua investigación de campo, hemos detectado a un tipo especial de patán: EL TACAÑO FEMINISTA: este espécimen es tan, pero tan "feminista", que no está dispuesto a regalarte ni un dulce, porque "¿acaso esperas que cumpla el rol histórico de macho proveedor?" y te cobra hasta el pan de la once y los docientos pesos que te pasó cuando no tenías sencillo. Pero como tiene ese discurso tan "feminista", una se siente aprovechadora de tener ganas de que te regale un chocolate o unas flores y si se te ocurre mencionarlo, seguramente recibirás una respuesta del tipo "las flores y los chocolates son una forma de relacionarse propia de la objetivización de la mujer en el capitalismo". 

Siga mi consejo y huya: el feminismo de este patán es una cortina de humo que te deslumbra por su aparente espíritu rebelde y profundo, pero su verdadera función es ocultar que simplemente es un tacaño y la considera tan poco que no es capaz de hacer un mínimo sacrificio económico (= chocolate, el pan de la once, la cervecita) por usted. 


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